Google
 

miércoles, 16 de mayo de 2007

1 dia de tu vida


Conté los segundos que tardaba en salir del baño con los latidos de mi corazón, esta era mi oportunidad, ahora tenía la ocasión de hablar con ella sin que interfirieran sus compañeras. Apenas había pensado que decirle, ella ya salía del baño, se acercaba con su espléndida sonrisa a la barra,: -Oye Rober, en el servicio de señoras se está terminando el papel, mejor lo repones. – Sus deseos son ordenes para mí, no desea ninguna otra cosa? – Jejejeje, no se que mas puedo desear? No tener que irme a trabajar, y poder quedarme aquí contigo un ratito mas? (De verdad había dicho esas palabras? No eran alucinaciones de mi excitada imaginación? Casi no podía creerlo, esto ya terminó por darme alas). – Bueno ahora mismo no puedo prometerte nada pero si quieres al cerrar a las 10 sí que puedo recogerte y llevarte a cenar fuera, lejos de la tienda y del bar. Solo dí que lo deseas y tu deseo se cumplirá…- Mmmm bueno si solo es desearlo, entonces creo que si, que lo deseo. – Perfecto, su carruaje estará preparado para las 10:15 en punto, tendrá tiempo suficiente para arreglarse mi damisela? –Si creo que si un cuarto de hora es suficiente, jejeje nos vemos luego Rober.- No te me desgastes mucho trabajando damisela que luego es malo para tu salud…-Si, y como llegue aún mas tarde de lo que ya estoy llegando terminarán por despedirme… - Venga hermosa, te espero en el aparcamiento junto a mi coche. – Vale ya aviso a Marisa que no me espere para volver, chao!
Me quedé por un instante mirando la escena sin poder dar crédito a la función que se había representado ante mis narices, y sin terminar de creer que uno de los actores era yo mismo. Tanto tiempo esperando que ella se dignara si quiera hablar unas palabras conmigo y hoy por fin podría tenerla para mi solo toda una noche, o al menos toda una cena…Tenia que pensar en algo que la impresionara…Pero el presupuse no ayudaba, no ayudaba nada…
Clara se presenta puntualmente, disculpándose por que su atuendo no es el ideal para una cena fuera en un fin de semana, yo solo veo el fulgor de esos ojos centelleantes que no hacen mas que sonreírme, a mí, casi no puedo creerlo. Nos montamos en el coche mientras que me voy maldiciendo, por no haberlo llevado, como aquel cliente me había sugerido, al garaje de la calle de Pablo Iglesias, donde por unos euros te lo dejaban impecable, por dentro y por fuera. Ahora eso ya no lo podía cambiar, a disculparse tocan,: - Siento el desorden, suelo dedicarme a limpiar el coche el fin de semana, así que le tocaba mañana, en fin no mires mucho, no te vallas a asustar.
_Tranquilo, si ves como lo tenia yo antes que lo usaba casi todos los días, ahora como comparto con Marisa está un poco mas decente.
_Bueno y ¿qué te apetece hacer? (dije más por el compromiso de preguntar, que por hacer planes que ya había tenido tiempo en toda la tarde para realizar minuciosamente).
_Realmente no he tenido tiempo ni de pensar en que me apetecía, sino en terminar todo el trabajo... no sé vamos a algún sitio tranquilo después de aguantar a tanta gente me apetece un respiro...
Justo lo que yo había planeado, un restaurante italiano tranquilo con buen servicio y no era excesivamente caro, que quedaba un poco retirado de la zona habitual de los fines de semana y no solía llenarse, de todas formas ya me había ocupado de la reserva.
_Me encanta este restaurante, nunca he tenido la oportunidad de venir pero me han hablado maravillas, además tiene una terraza con jardín en la parte trasera no?
_Si bueno yo he venido alguna vez, y las mejores mesas son las de la terraza sobretodo ahora que empieza el buen tiempo y está lo suficientemente caliente, he llamado para que nos reservasen una mesa en la terraza.
Entramos y pedimos la mesa reservada a mi nombre, no era la mesa que yo hubiera escogido, pero mirando a mi alrededor y veo que la que me gusta tiene un cartelito encima que pone “reservado”. Nos sentamos a la mesa y para mi agrado noto una brisa cálida en la cara que trae los aromas de las plantas de la terraza, aromas de los naranjos y limoneros en flor, olor a menta fresca y otras hiervas que soy incapaz de distinguir, pero que en conjunto forman una fragancia exquisita, solo superada por la presencia que tengo ante mi. En este preciso instante pienso que esto debe ser la felicidad absoluta, que nadie puede pedir nada más: La certidumbre de una cena exquisita, unas vistas preciosas al jardín, una bella mujer compartiendo conmigo una buena botella de Lambrusco y una brisa tibia acariciándonos con los frescos olores de las plantas. Pedí el vino y que nos trajeran la carta, aunque ya me sentía embriagado por el mero hecho de compartir mesa con una belleza como la de Clara. Esta sensación me acompañó durante toda la velada, pese a que ella hizo un par de comentarios, que distaba mucho de compartir, sobre el excelente vino. La elección de una simple ensalada la achaqué a esa estúpida manía de las mujeres de no querer coger unos gramos de más, pero con lo que ya no pude disimular mi sorpresa fue cuando salimos del restaurante y ella deja caer como de pasada:
-Uf menos mal, aire puro, en esa terraza casi no se podía ni respirar.
-Valla, no sabia que te molestase el olor de las plantas, ¿eres alérgica al polen o algo así?
-No, es sólo que me resultaba demasiado fuerte, desagradable. No se como cuando una mujer lleva demasiado perfume, termina por resultar desagradable.
No pude estar mas en desacuerdo, pero respeté su opinión y no dije nada mas al respecto, había sido una velada de lo mas agradable y prefería recordarla así.
-Conozco un bar no muy lejos que suelen tener música en directo, bastante tranquilo, donde podemos tomarnos unas copas, si te apetece.
-Bueno, ¿que tipo de música ponen?
_Suelen tener grupos de música jazz, o pop lenta de chavales de aquí que están empezando y se quieren dar un poco a conocer.
-Entonces mejor te llevo yo a mi terreno, jeje, si no te importa prefiero moverme sobre seguro, vamos a un bar que está por esta zona que se llama “El desván”, ¿lo conoces?
_Si, creo que he estado alguna vez, ¿en la calle Alarcón como a mitad, cerca de la tienda de electrodomésticos?
_Ese mismo.
En mi memoria se agolpaban los recuerdos de ese antro con las paredes sucias, que hacia años que no recorría una brocha con pintura, las risotadas indecentes de los clientes, que se agolpaban intentando ver, sin decencia ninguna, por entre la abertura del escote, más que generoso, de la chica que servia copas tras la barra, con una sonrisa forzada de si-pudiera-te-partiría-los-dientes-por-baboso. Distaba mucho de mi propuesta inicial, pero si era sugerencia de ella, no podía negarme.
El sitio no había cambiado un ápice desde mi última visita, incluso la camarera era la misma y con la misma expresión forzada en la cara, pero de repente se hizo la transformación, la cara de Clara denotaba familiaridad, casi imperceptiblemente, antes no tenia más que una expresión seria y sonreía de vez en cuando al hacer yo algún comentario ingenioso. Ahora estaba en su salsa, se le notaba en la cara, saludó efusivamente a la camarera, dándole dos besos, mientras que, para deleite de los babosos de la barra, esta se estiraba desde detrás y le susurraba algo al oído con unos labios encendidos de rojo pasión, vulgares de tan rojos. Vi a Clara asentir con la cabeza mientras se apartaba de la barra y la camarera le guiñaba un ojo cómplice.
La música que sonaba en el local provenía de una destartalada tele que dejaba escapar los quejidos de cantantes de moda, que sonaban sin parar en la cadena 40 latinos. Casi podía notar como me perforaban el tímpano con sus quejidos frente al micrófono y todo lo que podían desagradarme a mi, ella disfrutaba con pasión ciega, cantando y bailando entre risitas que me mandaba desde el otro lado de la mesa, era como una enciclopedia de música barata, cantando palabra por palabra, cada estrofa de cada canción.
Cada vez que me daba la vuelta para observar el entorno aparecía como por arte de magia una copa nueva que suplantaba a la que tenía a medio terminar, así que a la tercera opté por no despegar los ojos de la que era mi compañera de juerga, o eso parecía, si no fuera por que nunca me han gustado el tipo de música que sonaba y menos escucharlo de los desvencijados altavoces que distorsionaban la voz. Así que me vi arrastrado a una juerga a la que yo no estaba acostumbrado y de la que apenas pude disfrutar salvo por unos momentos en que ella se empeñó en bailar conmigo un reggaetón (la música mas desagradable que se ha podido inventar nunca), que según ella le encantaba y tenia que bailar conmigo a toda costa, asi que me vi arrancado de la silla y sujetando su cintura en precario equilibrio sobre unos tacones que agradecí a Dios no fueran de aguja cuando me propinó un pisotón del que todavía se me resienten los dedos. Como era de esperar después de una cena bastante liviana por su parte, una botella de vino a medias y las copas que se iban a cumulando en la mesa del bar, su estado etílico iba aumentando por momentos, y mi fascinación por esa chica fresca y brillante que siempre se tomaba un cortado con leche fría en mi cafetería, iba en un vertiginoso descenso cuesta abajo.

3 comentarios:

R dijo...

Oooh... las cosas no salen como deseaba Rober.

¿Estará basado el relato en experiencias vividas? ¿Merecerán la pena las decepciones que van acumulándose? ¿Acabará Clara por ser un "cachocarne con ojos" en la cama? (...si hay cama). Todas estas dudas, y alguna más, serán resueltas en la proxima entrega de "1 dia de tu vida".

Sigue así, que lo llevas bien.

°AcidRain° dijo...

podria decir muchas cosas, solo dire que es interesante, buen blog!

venezia dijo...

muy bueno, si!
Aunque es una pena como van las cosas...Ya sabes que yo prefiero siempre los finales felices.
En la vida real no siempre se puele elegir...