Como era de esperar después de una cena bastante liviana por su parte, una botella de vino a medias y las copas que se iban acumulando en la mesa del bar, su estado etílico iba aumentando por momentos, y mi fascinación por esa chica fresca y brillante que siempre se tomaba un cortado con leche fría en mi cafetería, iba en un vertiginoso descenso cuesta abajo.
.-¿Sabes? esta mañana estábamos hablando de ti en la cafetería.
-¿Cómo?
-Si, no nos viste, ¿verdad? Marisa fue la que me dijo que no tenia ovarios para pedirte una cita, llevaba tiempo queriendo salir por ahí de juerga contigo, y nunca me decidía a darte ninguna seña...
Esta declaración, propiciada por el estado etílico en el que ya se hallaba sumida Clara, explicaba parte de los acontecimientos de esa mañana en el bar; me sorprendió, me sorprendió muy gratamente. No sé si es también el efecto de las copas que ya habíamos tomado o la realidad, pero su cara estaba resplandeciente, y tan cerca de la mía...No había tiempo para coger el paracaídas, ni ganas tampoco, me lance en picado, la besé con toda el ansia contenida de estos dos años...
El resto son recuerdos borrosos de cómo conseguimos salir de aquel antro tropezando con un par de clientes, recuerdo la sensación de urgencia subiendo desde mis pantalones; cómo desde ese primer beso, nuestras bocas no paraban de buscarse, nuestras manos de tocar ávidamente cada pedacito de piel que encontraban del otro; lo mas importante en esos momento era no perder el contacto aunque solo fuera visualmente, no perdimos el contacto el uno del otro. Una vez fuera del bar, llegamos hasta mi coche, solo para caer en la cuenta, de que no estaba en disposición de coger el volante, cuando a duras penas conseguía coger otra cosa que no fueran el pelo, la piel, las manos de Clara. Embriagado por su olor y su sabor dulce, y seguramente por el wiskey también, le propuse coger un taxi en la calle paralela, donde había una parada...
-Vale, pero vamos a tu casa, a la mía no podemos ir...
-Dudo mucho que el taxista quiera llevarnos hasta allí, vivo a casi 50 Km. de distancia...
-Oh! Mierda, no había pensado que vivieras tan lejos, bueno vamos entonces a mi casa pero no te asustes por el desorden, está todo hecho un caos.
El viaje en taxi fue de solo unos minutos, pero se parecían a largas horas, sobre todo cuando pensaba que tenía que mantener la compostura, que había otra persona en aquel coche con nosotros dos.
Después del taxi ya solo recuerdo su aroma, el sabor de su piel en mi boca, y el vago recuerdo de llegar a un lugar en donde encontramos una cama. El resto de la noche pasó entre una banda sonora de risas y gemidos, el crujido del colchón de muelles y el ruido de algo parecido a un terremoto que pasaba cerca marcándonos cada cuarto de hora exacto. Yo estaba como en un trance hipnótico en el que todo lo que veía era su piel rosada y suave, y notaba como me acariciaba su larga y sedosa melena castaña. Seguía moviéndome cada vez con mas urgencia, sin ser apenas partícipe del resto del mundo solo existíamos ella y yo y el resto del mundo estaba de sobra. Llegar al clímax después de tanto alcohol me sorprendió hasta a mi, pero me dejé llevar por una absoluta sensación de placer. Caí rendido, exhausto sobre el cuerpo de ella, con el placer aún recorriendo todo mi cuerpo, alcance su oído, me acerqué para decir:
-Oh! Cariño ha sido fantástico, a ti te ha gustado lo mismo?
No pude escuchar una respuesta inteligible, solo una especie de quejido inarticulado, acompañado de un cambio de posición del cuerpo de ella que ahora estaba tumbada de lado sobre la cama dándome la espalda.
-¿Clara?
Nada, silencio.
No podía creerlo, se había quedado dormida mientras que yo estaba en el más absoluto de los éxtasis.
Me tumbé en la cama junto a ella, mirando hacia un techo en el que solo había una bombilla colgando del cable... Empecé a pensar que era culpa mía por haberla dejado beber tanto, o por no saber utilizar mis artes amatorias conforme a ella le gustaba, y un sinfín de cosas más me rondaron la cabeza durante largo rato, hasta que de puro cansancio conseguí quedarme dormido.
Dolor, un ruido estrepitoso que no reconozco de donde viene, por Dios Santo que se calle ya ese estrépito, una punzada como una puñalada que me atraviesa el cráneo…quiero abrir los ojos pero me doy cuenta de que hay claridad y me va a cegar, pero que coño es ese ruido? Por fin se para, mi cabeza vuelve a descansar en paz. En ese preciso instante noto un movimiento a mi espalda, dentro de mi cama, me pongo alerta, ¿mi cama? Esta no es mi cama, de repente, recuerdo donde estoy, esta no es mi cama! Es la cama de Clara, ella, la que se acaba de mover justo a mi espalda, recuerdo retazos de la noche anterior, no recuerdo muy bien como llegamos a la casa, ni a la cama, pero si soy capaz de recordar lo único que me gustaría haber olvidado de la noche… Mierda, pienso, espero que ella se levante con la misma resaca que yo, así es posible que no recuerde que se quedó dormida…que frustrante, mierda, ¿porque la habría dejado beber tanto? Seguro que si no la hubiera dejado beber tanto en la cama habría sido todo distinto…Por supuesto ella no me habría dejado ni acompañarla al portal…Mierda que lío de cabeza no puedo ni pensar con claridad.
Me doy vuelta en la cama y solo veo un amasijo de pelo castaño por la rendija que dejo para que entre un poco de claridad. Intento abrir un poco mas los ojos y me ciega la claridad que entra por una ventana a nuestros pies, espero un momento, mis ojos se van acostumbrando a la claridad, y ya consigo distinguir un hombro que asoma por entre el amasijo de mechones de pelo que caen en cascada sobre su espalda que se mueve acompasadamente al ritmo de su respiración, pausada durante el sueño. Cojo aire y me viene un olor a tabaco y alcohol, mezclado con el sudor de ambos, decido que lo mejor es abrir un poco la ventana y ventilar la habitación. Consigo tambaleante ponerme en pie, pero el suelo esta sembrado de objetos que no consigo esquivar del todo, revistas, páginas sueltas de otras revistas, algún que otro cd, notas con números de teléfono varios, bolígrafos, pintalabios, sombras de ojos, y sobre todo esto salpicadas prendas de ropa que recuerdo que ella llevaba puesta días atrás esta semana. Consigo abrirme camino por entre todo esto y llego triunfalmente a la ventana, para darme cuenta de que estoy completamente desnudo, y, justo enfrente, puedo ver como una escandalizada ama de casa cierra de golpe la ventana de su cocina. Decido que es mejor taparse un poco con la cortina al menos, y es entonces, cuando veo tras la cortina la estación del tren de cercanías. Eso era ese condenado ruido que me ha conseguido despertar. Mierda, es cierto, recuerdo el sonido cuando llegamos esta noche.
-Pero, ¿qué haces? Apártate de la ventana, conseguirás que les de un infarto a las cotillas de enfrente!
_ Vale, vale, pero no grites, que me duele hasta el pelo. Solo iba a abrir la ventana para que se ventilara el cuarto.
Abrí la ventana mientras decía esto y corrí las cortinas para asegurarnos la intimidad justa.
- Siento mucho que me quedase dormida esta noche pero es que el cansancio y el alcohol no son bueno mezcla…bueno eso tu ya lo sabrás, ¿no?
Mierda, ese comentario me sentó como un jarro de agua helada, incluso pude sentir como se me encogía el escroto…
- Bueno no te preocupes no tiene importancia, estas son cosas que pasan.
Me giro y la veo tumbada en la cama, mirándome desde unos ojos desteñidos de rimel, que le llega casi hasta las mejillas